Extracto del Libro: 1.000 motivos por los que debe dimitir la Junta de DesGobierno del COIIM, por David Orejas Demono."
Nota añadida a escondidas por David:
-¿Notan Ustedes, Junta de Gobierno del COIIM, las risas que se pegó ese Ingeniero Colegiado? ¡Kon Kondón, Señor DeKano, Kon Kondón!
-David, definitivamente, necesitas un bozal en tu mano.
David y Sonia estaban comprobando el proyecto industrial de medidas contra incendio que el Ingeniero Colegiado le había realizado a Antonio. Para ese profesional de la Ingeniería Industrial, en un Taller de Chapa y Pintura no existían determinados materiales volátiles y altamente ignífugos. De esta manera, se había ahorrado el trabajo de buscar las cargas térmicas de esos materiales. Y había ocultado convenientemente que a un Taller de Chapa y Pintura se le podría hacer los cálculos de carga térmica como los de un taller mecánico. La carga térmica de un taller mecánico era muy inferior a la de un Taller de Chapa y Pintura.
Más grave era todavía que considerara la carga térmica de un taller mecánico, porque ocultando estos datos, había camuflado la realidad y engañado a un ciudadano. Eso era un acto intencionado, de mala fe. Definitivamente, no solo no le darían los permisos necesarios, ese personaje fue directo a por Antonio. Es más, y era curioso, a un taller mecánico también se le debería hacer la desclasificación de zonas para demostrar que no era un local con riesgo de incendio y explosión y poderle hacer así una instalación eléctrica convencional. Lo decía la ITC BT 29 del Real Decreto 842/2002.
Para el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, los proyectos eran correctos. Así lo indicaba el visado colegial y los posteriores re-visados que surgieron a raíz de las contestaciones del Colegio Profesional, para el cual era correcto hacer su instalación eléctrica y su instalación de medidas contra incendio camuflados como los de un local de entretenimiento y sin realizar la preceptiva desclasificación de zonas ocultándolo todo mediante el engaño y el desconocimiento de la Sociedad mediante el epígrafe de entretenimiento.
Incluso a un local de entretenimiento de vehículos se le debería realizar la desclasificación para demostrar que no sería un local con riesgo de incendio y explosión. Pero no, el Ingeniero Colegiado no se molestó en realizar esa desclasificación. Por no molestarse, no dibujó ni la puerta de entrada de vehículos. La estafa era clara, no era mala praxis o negligencia. Basándose en el engaño que le otorgaba su posición de conocimiento, a ese ciudadano no le concederían los permisos hasta que realizara unos nuevos proyectos, previamente de que tiraran toda la instalación. El accidente durante el proceso de la obra no se hizo esperar.
Más grave era el hecho de que para el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, no fuera necesario considerar en los cálculos de carga térmica la presencia de otra serie de sustancias que se utilizaban en los talleres de chapa y pintura. Los disolventes serían considerados extraños perfumes que no eran volátiles ni ignífugos. Las pinturas tampoco eran inflamables. Las masillas y las breas no prenderían nunca porque el Ingeniero Colegiado era sumamente inteligente. Las botellas presurizadas de gas acetileno, de gas protar y de oxígeno eran como capirotes decorativos en extraña procesión.
Para el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, la aparición de atmósfera explosiva en un taller de chapa y pintura era una quimera. No existía posibilidad alguna de que existiera la más remota probabilidad de que el gas acetileno que se utilizaba en numerosos procesos de reparación fuera un gas volátil que no prendería nunca. ¡Y esos proyectos habían sido visados, y lo que es más grave, requete-re-visados por el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid!
El Ingeniero Colegiado tampoco había contemplado en el proyecto eléctrico la instalación de los extractores de aire y polvo del interior de la nave. Como la actividad sería la de entretenimiento, no sería necesario incluir los electroventiladores en la instalación eléctrica. ¡Qué enorme vacilada del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid! ¡Esta era la garantía del sello de visado colegial y del re-visado por parte de toda su cúpula directiva! ¿Dónde estaba la Comisión de Recursos del Colegio Oficial? De vacaciones, repetía David. O peor todavía, no existía.
Decir que ambos proyectos es posible que no precisaran de corrección alguna era un insulto a la Sociedad, y la Sociedad era cuan mosquito que intentara picotear a un elefante llamado Colegio Profesional. El elefante no se inmutaría. Pero las consecuencias fueron funestas para muchas personas.
Para el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, la solución a unos proyectos ilegales que habían sido visados ilegalmente por su Departamento de Visados pasaba porque esos proyectos posiblemente no precisaran de ninguna corrección hasta que se finalizara la obra, y que lo que dijera un Informe de un Organismo de Control Autorizado se las traía al pairo. Para ese Colegio Oficial, se la resbalaba absolutamente todo el mundo y la Sociedad, incluso lo que dijeran mediante informe los Organismos de Control Autorizado o las Entidades de Inspección Industrial.
Lo que dijera el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid era sagrado, tan sagrado como que si ellos decían que dos más dos eran veintidós, y no cuatro, era correcto. Una enorme vacilada contra la Sociedad es lo que eran los Colegios Profesionales. La Sociedad debía postrarse ante estos dioses. Antiguamente, se le rezaba al Sol, a Zeus, a Odín. Actualmente, la Sociedad debía postrarse ante la enorme sabiduría de los Colegios Oficiales.
Y los Informes Periciales de los Colegios Oficiales eran sagrados. Tan sagrados que eran capaces de decir que la Sociedad les debía todo. Y que ellos tomaban de la Sociedad lo que quisieran porque para eso eran los que tenían como finalidad última la correcta tutela del ejercicio de la profesión como garantía de los derechos de los ciudadanos. Era tal la finalidad última de los Colegios Profesionales que la habían colocado en último lugar, en algún sitio remoto y escondido. David pensaba que se encontraba en el Valhalla o en el Infierno. O en el culo de su Junta de Gobierno.
Para el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, a un taller mecánico, a un taller de chapa y pintura, a cualquier tipo de taller reparador de vehículos, se le podía hacer su instalación con la normativa antigua y sin considerarlos siquiera locales con riesgo de incendio y explosión a los cuales no era ni preceptivo ni necesario realizarles su desclasificación para demostrarlo. Definitivamente, les sudaba la polla lo que hicieran sus Colegiados. El caso era facturar para poder pagar la tarjeta oro de su Junta de Gobierno y unos salarios de espanto que les pagaría la Sociedad por una actividad que incumplían repetidamente, la de visar correctamente los proyectos. ¡Pobres Ingenieros Visadores Remeros!
Era como el chiste de Japoneses y Españoles enfrentados en una regata. En España, 16 miembros de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales martirizaban a latigazos en ristre a cuatro Ingenieros Visadores Remeros. ¡La culpa de que siempre perdieran en la regata era de esos Pobres Remeros! ¡Cualquiera le quitaría a la Junta de Gobierno su tarjeta oro con Derecho de Pernada! David pensaba que esto era un país de pacotilla y pandereta, un país lleno de estómagos agradecidos que estaban desagradecidos con la Sociedad.
Para el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, los cientos de litros y kilos de disolventes, pinturas, masillas, lacas, breas y catalizadores eran sustancias inocuas y no ignífugas. El gas acetileno no se encendía cuando se utilizaba en un soplete con su mezcla de oxígeno, la cual valía para dar un ambiente festivo al taller. Las dos botellas de gas acetileno y las dos botellas de oxígeno, junto con la de gas protar provocaron una explosión tan potente que las paredes y el techo de la nave quedaron reducidas a la más mínima expresión, sus restos esparcidos en un área de 200 metros alrededor de la nave industrial. O mejor, lo que quedó de ella.
¡Y esos proyectos estaban bien visados y re-visados según el Responsable del Departamento de Visados! Para el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, que un Taller de Chapa y Pintura tuviera un Tipo de Riesgo Intrínseco de carácter Bajo 1 era lo más lógico que podría ocurrirle al Ingeniero Proyectista, obviamente si se omitían todos los materiales altamente volátiles e ignífugos que había en un Taller Reparador de Vehículos. Esta era la realidad de los Colegios Profesionales de Ingeniería Industrial de España. Patético, realmente un insulto a la Sociedad, se decía David.
"Para el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, la solución a instalación ilegal realizada mediante unos proyectos industriales ilegales realizados por su Ingeniero Colegiado con mala fe, y que habían sido visados ilegalmente por su Departamento de Visados, es que le den por el culo al ciudadano, que semos los más listos y los más inteligentes, los más malos malosos y peligrosos de este lado del Olimpo porque semos los makinavajas de la Ingeniería Industrial."
"En parte, la presente video-novela (5ª parte) está basada en hechos reales. Sus documentos gráficos así lo demuestran, no habiéndose modificado alguno. Los cargos que aquí se nombran también son ciertos, no así los nombres de las personas, que han sido cambiados para preservar su dignidad y honor."
Definición de Prevaricación según la RAE: Delito consistente en dictar a sabiendas una resolución injusta una autoridad, un juez o un funcionario.
Definición de Prevaricación según Antonio: ¡Ahí va! ¡Serán delincuentes!
Definición de Estafa según Antonio: ¡La Madre que me parió!
Nota del autor: Las dos cartas son reales. Se ha modificado el nombre del proyectista, del Responsable del Departamento de Visados y del Secretario. También se ha ocultado el nombre del Organismo de Control Autorizado, al cual se le ha puesto las siglas O.C.A. El sello del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid solo se ha desplazado para que entrara correctamente. El resto, y aunque parezca mentira lo que la picha estira, es la respuesta real, sin modificación alguna, a un proyecto ilegal, legalizado mediante el visado ilegal del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, el COIIM.
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