Willy estaba leyendo uno de los fragmentos del Diario de Antonio.
"Escucho voces que me están volviendo loco. No sé si estoy soñando despierto. Han destrozado mi vida, todos mis sueños. Han mutilado mis esperanzas. Han roto mi familia. Me han arruinado. No creo en nada.
Esta noche he soñado algo muy extraño. Soñé que iba a la empresa de ese estafador Ingeniero Industrial. Estaba lloviendo y le esperaba agazapado detrás de un árbol, esperando a que saliera de su trabajo.
¡Dios! ¿Me estoy volviendo loco? ¡He soñado que le pegué cuatro tiros! Cuando la verja de la empresa se abrió, verifiqué que González Carvajal era el que conducía el coche. Salí de mi escondite, empapado y tiritando de frío. Era tarde. Había anochecido. No había farolas en el camino a la empresa. Estaba refugiado en la oscuridad. Me puse delante del coche. Se paró.
González Carvajal bajó la ventanilla del coche y empezó a reírse de mí. Saqué la pistola y le pegué cuatro tiros cuando seguía riéndose a mandíbula batiente."
Willy había comprobado, por las fechas, que habían pasado varios días después del incendio de la vivienda de Antonio. Su posterior desaparición le hacía presagiar lo peor. Al día siguiente, la noticia apareció en los periódicos. Un Ingeniero Industrial, Empresario de una conocida marca de lubricantes, había muerto asesinado de varios disparos.
En el mismo Diario, Willy había leído también que Antonio había comprado una pistola en un barrio marginal. La conclusión más obvia era que Antonio había perdido la razón.
En el lugar del crimen, la Policía Científica había encontrado una serie de pisadas. Habían quedado marcadas por las fuertes lluvias de la noche anterior. Un rastreo más minucioso les habían proporcionado unas muestras de cabello. Ninguna huella o pista más. Solo las pisadas y las muestras de cabello.
La pistola no apareció. Los análisis forenses de las balas y los casquillos indicaban que habían sido disparadas a escaso medio metro del Ingeniero y que habían sido disparadas mediante un silenciador. Las balas eran del calibre 9 mm. La muerte del Ingeniero había sido fulminante. Cuatro balas directas a su cabeza. Era imposible fallar a esa distancia y más cuando el Ingeniero estaba atado con el cinturón de seguridad. No pudo reaccionar.
Las cámaras que la empresa tenía en la puerta de entrada solo mostraban la salida del vehículo. No mostraban nada más.
Todo le hacía presagiar a Willy lo peor. Su conclusión era obvia. Antonio se había vengado de quien le había arruinado conscientemente y con mala fe. Y el largo camino sangriento fue creciendo, más y más, a lo largo de los días. No fue el único que murió con esa misma pistola. Todos los que tuvieron algo que ver, murieron asesinados o en extrañas circunstancias como accidentes e incendios.
Willy seguía teniendo una remota esperanza, pero estaba perdiéndola entre las abrumadoras pruebas que disponía. Seguiría ocultando las pruebas hasta tener la completa seguridad de lo que había ocurrido.
No, no sería la única explicación del Diario de Antonio. Había numerosas pruebas.
¿Dónde está Antonio? Esta era la principal pregunta. La prevaricación y la estafa del COIIM habían pasado a un segundo término.
"En parte, la presente video-novela (4ª parte) está basada en hechos reales. Sus documentos gráficos así lo demuestran, no habiéndose modificado alguno. Los cargos que aquí se nombran también son ciertos, no así los nombres de las personas, que han sido cambiados para preservar su dignidad y honor."
Definición de Prevaricación según la RAE: Delito consistente en dictar a sabiendas una resolución injusta una autoridad, un juez o un funcionario.
Definición de Prevaricación según Antonio: ¡Ahí va! ¡Serán delincuentes!
Definición de Estafa según Antonio: ¡La Madre que me parió!
miércoles, 1 de abril de 2009
La Estafa del COIIM (III)
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