"En parte, la presente video-novela (2ª parte) está basada en hechos reales. Sus documentos gráficos así lo demuestran, no habiéndose modificado alguno. Los cargos que aquí se nombran también son ciertos, no así los nombres de las personas, que han sido cambiados para preservar su dignidad y honor."
David acompañó a Sonia hasta la salida del pub y esperó a que se dirigiera a su coche. Observó la calle, era de madrugada y algunas farolas estaban apagadas. La penumbra le inquietó. Vio por el rabillo del ojo que en el otro lado de la calle y en sentido contrario hacia donde había aparcado Sonia su coche que tres individuos se estaban metiendo en su vehículo.
Era un Mercedes gris oscuro, de la caja antigua, no el modelo moderno de líneas onduladas. Justo cuando arrancó Sonia, el Mercedes salió de su aparcamiento. Algo inquietó y asustó a David después del comentario que le hizo su amiga. Era algo más que eso, pues salieron juntos durante una temporada. Derecho a roce, decía David.
Tenía su moto aparcada casi en la entrada del pub. Arrancó y se dispuso a ir tras Sonia. Se dio cuenta que el Mercedes seguía los mismos pasos que ella.
Calculó que Sonia tardaría en llegar a su casa aproximadamente media hora. Ahora estaba seguro de que el Mercedes la seguía a una distancia prudencial. Y sabía también que ya la habrían seguido alguna que otra vez puesto que iban a una o dos manzanas de distancia y en los cruces por donde giraba Sonia, sin ellos verla, se desviaban por el mismo camino. Aceleró su moto y tomó otras calles paralelas para presentarse antes que nadie en el edificio donde vivía ella.
En algo más de diez minutos llegó y localizó un camión donde poder esconderse. Afortunadamente, había uno que le protegería de ojos curiosos a escasos veinte metros de las escaleras de entrada. Esperó.
Un coche entró en la calle. Era Sonia. Tardó en localizar un sitio donde aparcar, a pesar de que era un barrio residencial donde todos los edificios tenían plaza de garage. Observó también que en la calle había entrado el Mercedes, el cual se quedó en doble fila a unos veinte metros de la residencia. A David le daba muy mala espina.
La quedaban menos de cincuenta metros para llegar a su casa y ya estaba buscando en su bolso las llaves de entrada a la comunidad. Los tres individuos del Mercedes salieron y fueron en su misma dirección. Quedaba poco para que se cruzaran sus caminos y David juzgó que era el momento de intervenir. Interpuso con una maniobra un tanto brusca, saltando el bordillo, su moto entre Sonia y el grupo que se dirigía a ella y gritó:
-¡Sonia!
En ese momento, el grupo se paró y se miraron entre ellos mientras David se encaraba a ellos. Sonia había sacado su pistola y fue corriendo a ponerse al lado de su ex novio.
-¡Qué pasa!, dijo Sonia enfrentándose a ellos.
Uno de ellos pronunció unas palabras que no entendieron ambos. Los otros dos habían llevado sus manos al interior de sus abrigos. Sonia estaba preparada para disparar al menor movimiento. Los tres se dieron media vuelta y tranquilamente se marcharon a su coche.
-¡Eh! ¿Quiénes sois?, gritó David, obteniendo un silencio por respuesta, solo roto por las pisadas y los tres portazos que dieron una vez se introdujeron en el Mercedes.
Sonia tomó la matrícula mentalmente.
-¿Me quieres explicar qué demonios está pasando?, preguntó David.
-¿Te puedes quedar hoy en mi casa?, respondió Sonia con otra pregunta.
jueves, 15 de enero de 2009
El Corporativismo del COIIM (VIII)
Etiquetas:
coiim,
colegio,
corporativismo,
democratica,
electricidad,
estafa,
explosion,
fraude,
incendio,
industrial,
industriales,
ingenieros,
madrid,
mafia,
oficial,
prevaricacion,
proyecto,
riesgo,
seguridad
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario