"En parte, la presente video-novela está basada en hechos reales. Sus documentos gráficos así lo demuestran, no habiéndose modificado alguno. Los cargos que aquí se nombran también son ciertos, no así los nombres de las personas, que han sido cambiados para preservar su dignidad y honor."
Sonia le llamó. Después de un breve intercambio de palabras, Willy se despidió con un escueto "ten cuidado".
Introdujo la memoria USB en su ordenador portátil personal, el cual no estaba conectado a la red inalámbrica de la oficina. No quería que se introdujera algún código malicioso, como virus o troyanos, en la red del despacho.
Abrió el icono de la memoria y comprobó que había un fichero denominado: "Juguemos". El fichero estaba comprimido en el conocido formato de Winrar. Pinchó en él y se abrió una nueva ventana que le pedía una clave. La desconocía, no obstante, probó con varias palabras, pero sin resultado alguno.
Se descargó de la red algunos recuperadores de contraseña para ese formato de fichero. El resultado fue infructuoso. No lo consiguió.
Sonia tenía algunos amigos que eran programadores, le preguntaría en cuanto llegara sobre si alguno de sus colegas serían tan amables de descodificar la contraseña. Mientras, volvió a meterse en la web del COIIM.
En uno de los banner publicitarios, se podía leer:
"Máster en Ingeniería de Seguridad Contra Incendios".
Willy pensó que si los másters que daban en el COIIM eran como el de escribir a un ciudadano que un taller de chapa y pintura no era un local con riesgo de incendio y explosión al cual no era necesario siquiera hacerle la prescriptiva desclasificación de zonas según la ITC BT 29 del Real Decreto 842/2002, ¿a dónde iríamos a parar?
Consideró que los Ilustres miembros de la Junta de Gobierno solo sabían contar del uno al veintiocho. Lo tenía todo bastante claro, pero el mayor problema era que no podía demostrarlo puesto que no disponía de ninguna copia de los proyectos industriales 200417373 y 200417617, ya que habían quedado reducidos a cenizas en el incendio que se produjo en el polígono industrial de Alcalá de Henares.
¿Cómo demostrarlo? Willy sabía que debía haber alguna copia en las dependencias del COIIM y también en la empresa del Ingeniero Proyectista. Pero de una manera o de otra, no aparecieron en la investigación judicial que se produjo a posteriori del siniestro. Nadie sabía nada. Sólo aparecía una declaración del Director del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid comentando que ellos "visaban según la Normativa aplicable, lo que era una garantía para la Sociedad".
A Willy le pareció un pitorreo. Siguió indagando a la espera de que Sonia regresara. Volvió a poner el video pensando en voz alta:
-Esta es la manera que tiene el COIIM de humillar a los ciudadanos que van a hacer una consulta de carácter técnico. Se creen Dioses en su particular Montaña del Olimpo.
viernes, 2 de enero de 2009
Así nos va (IX)
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